En marketing se pueden estudiar un gran número de variables para obtener información sobre el mercado y el consumidor. Sin embargo, ni la mejor investigación de mercados podrá asegurar que esta información traerá beneficio alguno a la empresa, si no se posee una estrategia de marketing definida que pueda interpretar las necesidades, percepciones y deseos del consumidor para transformarlas en acciones que respondan de forma concisa a lo que el mercado requiere hoy, pero también de lo que podría necesitar en el futuro.
De esta manera, el marketing estratégico consiste en el conjunto de técnicas, acciones y pasos que, de forma organizada, analizan un mercado objetivo para detectar oportunidades, soluciones e, incluso, acciones ante posibles crisis para que las empresas puedan prever, resolver y alcanzar los mejores resultados.
Además, la aplicación del marketing estratégico trae consigo muchos otros beneficios tales como:
- Identificar la situación real de la empresa, sus competidores, sus clientes y clientes potenciales. Una visión clara del entorno que rodea la empresa es el mejor punto de partida para poder establecer un rumbo a largo plazo. ¿Cómo se presentará el mercado ecuatoriano en cinco años? ¿Cuáles son las características de sus clientes potenciales? ¿Está preparado, qué necesita?
- Trazar un rumbo y un objetivo. Todo el grupo humano que conforma la empresa agradecerá conocer el fundamento de cada acción y el objetivo específico que la programación busca alcanzar. Esto trae como resultado un mejor rendimiento.
- Marcar una diferenciación de la competencia. Cada día hay más competidores y destacar es mucho más difícil. Mediante el marketing estratégico la empresa puede sacar partido de las debilidades de la competencia y aprovechar las oportunidades del mercado para que la marca logre, con creatividad e innovación, distinguirse de los competidores captando la atención de su mercado objetivo. Soy Teto Gallegos, Consultor Político y Estratega en Marketing Digital